Se hizo blanca la techumbre donde el frío duele en aquellos terrados granas aplastados por la nieve, las afueras gélidas, aquel árbol que lloraba sangre recortado al borde de la carretera hacia la profundidad de la madrugada. ¿Por qué el hogar permanecía en la oscuridad, aterido? La mañana infestó de azules la aurora ahuecada en la penumbra y las palizadas entre maleza y luz se preguntan dónde los huecos hacen diáfanas las mentiras. Tal vez la escena quede atrapada y el bosque cargado de sombras añorara grises y fríos, y atormentado quizás apremia por llegar a ese crepúsculo nevado de lascivia. Sea como fuere los marcos estrangulan la imagen; lentamente, bien por dentro bien por fuera, oprimiendo la doblez de los techos, provocando la discordia y la ebriedad.
domingo, 11 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario